“Lo que pasé junto a mis dos compañeros, a quienes vi morir, fue algo horrible, una fuerte ola arrastró la embarcación que ocupábamos, luego un ventarrón hizo que perdiéramos definitivamente el rumbo”, narra Marte, desde su lecho de la quinta planta del Hospital Regional José María Cabral y Báez de Santiago, donde se encuentra recluido desde el jueves en la noche.
En ese orden, afirma que el bote al ser embestido por las fuertes olas del mar y los vientos, comenzó a llenarse de agua y que ellos la sacaban con recipientes que llevaban.
Sin embargo, habla que otra ola más fuerte viró la embarcación y cayeron al mar y tuvieron que luchar fuerte para volver a ocuparla mientras incluso ayudaba a Daivi Peralta, una de las víctimas, porque era el que menos sabía nadar.
El náufrago recuerda que llegaron a una zona infectada de tiburones y que había uno que intentaba virar la embarcación. “Llegó un momento en que me resigné a la muerte. Los tiburones intentaban atacarnos y comernos, a mí y a mis compañeros”, comenta. Según cuenta, el capitán de la yola, Mártires Palomino, sufrió un golpe y cayó al mar siendo arrastrado por una ola y no supo más de él, mientras que Daivi Peralta, terminó deshidrató.
Cuenta además, que al confrontar un momento tan difícil en la vida, sólo pedía a Dios que lo protegiera y no dejara que los tiburones se lo comieran vivo.
“Sólo pedía que si me iban a comer que lo hicieran después que me ahogara, porque temía mucho que lo hicieran aún estando vivo y consciente, porque había algunos que querían entrar a la embarcación”, indica. Asimismo, relata que ellos pudieron avistar las unidades de rescate que los buscaban, así como también las luces; escuchaban las sirenas, ellos hacían señas y ruidos, pero que los rescatistas no los veían por el mal tiempo que había en altamar. Andrés Marte, nativo de Yaque Abajo, de Jánico, de esta provincia, residente en la calle 5 del sector de Nibaje.