BEIRUT. — Las fuerzas del ejército sirio
cañonearon el domingo con bombas y artillería a la crucial ciudad de
Alepo mientras los rebeldes resistían un asalto terrestre del gobierno
contra sus posiciones en esa metrópoli, que es la más grande de Siria,
informaron activistas.
El asalto gubernamental formó
parte de un intento por recuperar el control de los distritos que los
insurgentes tomaron la semana pasada al comenzar su campaña por
capturar Alepo, el centro comercial del país.
Los activistas dijeron que el cañoneo fue más intenso en el vecindario suroccidental de Salaheddine y en partes de Saif al-Dawla, que son algunas de las primeras zonas ocupadas por los rebeldes cuando iniciaron la campaña después de que fueron desalojados de la capital, Damasco, con una operación gubernamental similar.
Entretanto, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid al-Moallem, lanzó una crítica pública inusual contra los poderes suníes en el Oriente Medio. Durante una visita a Irán, al-Moallem dijo que Qatar, Arabia Saudí y Turquía están apoyando un complot de Israel para destruir Siria. Los tres países han estado apoyando a los rebeldes que buscan derrocar al gobierno autoritario del presidente Bashar Assad.
"Israel es el autor intelectual de toda esta crisis", dijo Moallem en una conferencia de prensa conjunta en Teherán con su homólogo iraní, Alí Akbar Salehi. "Ellos (Qatar, Arabia Saudí y Turquía) están luchando en el mismo frente", agregó.
La batalla por el control de Alepo, que fue un bastión del presidente Bashar Assad, es crucial para el régimen y para la oposición. Su caída significaría un costoso golpe moral para el gobierno y una avance en el objetivo estratégico de la oposición por establecer un bastión en el norte de Siria.
El gobierno advirtió que seguirá luchando y dijo que los agentes de la seguridad han cazado a grupos armados en varias partes de Alepo, como en Saleheddine, inflingiéndole pérdidas a los "terroristas", como las autoridades llaman a los rebeldes sirios.
Un funcionario de Alepo, citado por la agencia oficial de noticias SANA, afirmó que las tropas oficiales seguirán adelante hasta que la ciudad sea "purgada" de los grupos armados y hasta que vuelva la paz y tranquilidad entre la población.
En cambio, los activistas aseguran que los insurgentes siguen firmes. "Estamos viendo hoy algo del bombardeo más intenso, pero los rebeldes continúan resistiendo bien", dijo el activista Mohamed Said, quien vive en esa ciudad. "Ninguna fuerza terrestre ha podido ingresar. Están bombardeando desde el exterior". Agregó que los rebeldes estaban contraatacando a los soldados.
Agregó que unos 200 combatientes ingresaron el domingo a Alepo a fin de unirse a los casi 1.000 rebeldes que también han llegado a la ciudad en los últimos días para reforzar la lucha contra el ejército sirio, que concentró tropas alrededor de la metrópoli antes del cañoneo.
También dijo que los rebeldes han recibido "un nuevo lote de armas y municiones", pero se abstuvo de señalar la procedencia.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, informó que unas 162 personas han muerto en la operación en Alepo. Desde que la revuelta contra Assad comenzó en marzo de 2011 han muerto unas 19.000 personas, estimó el grupo.
Los activistas dijeron que el cañoneo fue más intenso en el vecindario suroccidental de Salaheddine y en partes de Saif al-Dawla, que son algunas de las primeras zonas ocupadas por los rebeldes cuando iniciaron la campaña después de que fueron desalojados de la capital, Damasco, con una operación gubernamental similar.
Entretanto, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid al-Moallem, lanzó una crítica pública inusual contra los poderes suníes en el Oriente Medio. Durante una visita a Irán, al-Moallem dijo que Qatar, Arabia Saudí y Turquía están apoyando un complot de Israel para destruir Siria. Los tres países han estado apoyando a los rebeldes que buscan derrocar al gobierno autoritario del presidente Bashar Assad.
"Israel es el autor intelectual de toda esta crisis", dijo Moallem en una conferencia de prensa conjunta en Teherán con su homólogo iraní, Alí Akbar Salehi. "Ellos (Qatar, Arabia Saudí y Turquía) están luchando en el mismo frente", agregó.
La batalla por el control de Alepo, que fue un bastión del presidente Bashar Assad, es crucial para el régimen y para la oposición. Su caída significaría un costoso golpe moral para el gobierno y una avance en el objetivo estratégico de la oposición por establecer un bastión en el norte de Siria.
El gobierno advirtió que seguirá luchando y dijo que los agentes de la seguridad han cazado a grupos armados en varias partes de Alepo, como en Saleheddine, inflingiéndole pérdidas a los "terroristas", como las autoridades llaman a los rebeldes sirios.
Un funcionario de Alepo, citado por la agencia oficial de noticias SANA, afirmó que las tropas oficiales seguirán adelante hasta que la ciudad sea "purgada" de los grupos armados y hasta que vuelva la paz y tranquilidad entre la población.
En cambio, los activistas aseguran que los insurgentes siguen firmes. "Estamos viendo hoy algo del bombardeo más intenso, pero los rebeldes continúan resistiendo bien", dijo el activista Mohamed Said, quien vive en esa ciudad. "Ninguna fuerza terrestre ha podido ingresar. Están bombardeando desde el exterior". Agregó que los rebeldes estaban contraatacando a los soldados.
Agregó que unos 200 combatientes ingresaron el domingo a Alepo a fin de unirse a los casi 1.000 rebeldes que también han llegado a la ciudad en los últimos días para reforzar la lucha contra el ejército sirio, que concentró tropas alrededor de la metrópoli antes del cañoneo.
También dijo que los rebeldes han recibido "un nuevo lote de armas y municiones", pero se abstuvo de señalar la procedencia.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, informó que unas 162 personas han muerto en la operación en Alepo. Desde que la revuelta contra Assad comenzó en marzo de 2011 han muerto unas 19.000 personas, estimó el grupo.