El presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal), ingeniero Frank Herasme, hace unos días juramentó a un grupo de personas, entre ellos el querido y respetado colega Rafael Calderón, como miembros de una especie de filial de esa entidad en la ciudad de Nueva York.
La iniciativa me parece muy buena. Con más de un millón de dominicanos residiendo en Nueva York, es lógico que el baloncesto dominicano tenga una representación formal, oficial, entre ellos.
Tenemos pendiente conocer si los estatutos de la Fedombal posibilitan o no que esa entidad, a la cual llamamos filial, tenga los mismos deberes y derechos, el mismo estatus, de una asociación provincial en el país. Revisaremos los estatutos de Fedombal al respecto, a nuestro regreso de la Serie Mundial de Béisbol de Grandes Ligas.
Si acaso no tiene esos deberes y derechos, debería tenerlos, aunque para ello haya que hacer una reforma estatutaria, la cual podría llegar en el congreso que tiene planificado el Comité Ejecutivo de Fedombal en los próximos meses (algunos hablan del mes de diciembre).
Todos los juramentados en esa filial son personas que han estado ligados al baloncesto dominicano, incluyendo al colega Calderón (secretario general), una de las personas que ayudó se abrieran las puertas de las transmisiones de baloncesto para quien suscribe, en 1983, cuando fue uno de quienes me recomendó para sustituirlo como comentarista en la Cadena de los Clubes, por radio, para los juegos como home-club del Mauricio Báez, mientras él hacía un viaje exploratorio a Nueva York, donde se radicó luego.
También están personas como Pedro Pablo Pérez (presidente), Dania Santos (vicepresidenta), Julián - Bombo- McKelly (tesorero), Casimiro Mercedes (secretario de organización), Evaristo Madrigal (vocal), Carlos Guzmán (vocal); este último el único a quien no conozco.
Santos y McKelly fueron miembros de las selecciones nacionales, de mujeres y hombres, respectivamente. Pérez y Mercedes fueron jugadores de categoría superior. Madrigal fue comercializador del torneo superior en Santiago y miembro destacado de la comisión de baloncesto superior de Mauricio Báez.
A todos ellos, les ofrecemos nuestro respaldo moral en sus nuevas funciones en el baloncesto dominicano.
Una preocupación
Como dicen, por ahí, siempre hay un pero. Nos queda la preocupación sobre las funciones como miembro, nada menos como presidente, de Pedro Pablo Pérez, un reconocido agente de jugadores, quien ha hecho aportes para la captación de talentos para el equipo nacional.
Sin embargo, nos preguntamos si no podría en algún momento generar un conflicto de intereses su condición de agente de jugadores, con la nueva posición que ocupa. Eso es algo para meditar.
Un agente, como tal, lo primero que debe defender son los intereses de sus representados. Un dirigente deportivo, los intereses de la entidad que lidera.
A veces entran en conflicto esos intereses. ¿Cuál sería la situación en la que se vería el buen amigo Pedro Pablo Pérez? Sin duda una muy incómoda.
Con lo chismosos que somos los dominicanos (dicen algunos que es parte de nuestra herencia española), cuánto tardará en ser acusado Pedro Pablo en favorecer la promoción de un jugador por medio a la filial de la cual hablamos y para el equipo nacional, porque ese jugador sea un pupilo suyo, con el consecuente malestar que eso generaría.
Me consta que Pedro Pablo ha sido un gran trabajador para el baloncesto dominicano.
He tenido la oportunidad de verlo trabajar con muchachos dominicanos en Nueva York, entre ellos Luis Flores. Sin embargo, creo que esta vez, la posición de presidente de una asociación afiliada a Fedombal podría no ser algo bueno para él, tampoco para el baloncesto dominicano.El tiempo dirá.
Escrito por: Osvaldo R. Suncar // clubcienfuegos.es.tl
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