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jueves, 5 de julio de 2012

Revuelo en Twitter por una insólita confesión de Calamaro


El músico Andrés Calamaro confesó ayer en la red social Twitter que había asesinado a una persona en España, aunque no aclaró si se trató de una broma de mal gusto o de un hecho real que a estas alturas resulta incomprobable.

Todo comenzó en la madrugada de ayer. El músico comenzó a recibir críticas por su errática aparición en el programa de televisión ShowMatch, donde participa su joven novia. Al sentirse acorralado por comentarios sobre la frivolidad de su aparición, Calamaro respondió con agresividad. Pero lo más extraño llegó cuando luego de una larga pausa, el músico inició el relato del supuesto asesinato: "No es un grato recuerdo, pero hace ya bastantes años... en un altercado callejero... pues le quité la vida a un yonqui en Madrid", dijo Calamaro a través de la cuenta @Blaksdale666. Y siguió: "Malasaña y Chueca estaban tupidos de yonquis con jeringas colgando clavadas... Te encaraban si podían, o intentaban robarte en un cajero". Vale aclarar que Malasaña y Chueca son dos barrios bohemios de Madrid donde los "yonkis", adictos a la heroína, eran bastante corrientes entre las décadas del ochenta y el noventa. "Aunque filosóficamente es interesante, y no es nada del otro mundo, le quité la vida a alguien y tampoco estoy demasiado orgulloso de eso", agregó el músico. Sin pausa confesó: "Aquella vez fue puro instinto, yo quería defender a los que estaban conmigo. No hubo casi pelea, digamos que lo maté como a una rata". Ante la incredulidad de sus seguidores, el músico señaló que sentía piedad por ese "vagabundo" que, según indicó, dejó tirado en la calle. "Aquello no fue ni una pelea a las trompadas, empujones, patadas y reventarle la cabeza contra el cordón de la vereda", añadió.

En su relato sugirió que si quienes lo criticaban por Twitter no fueran tan "cobardes" correrían la misma suerte de aquel "tío" al que, según Calamaro, nadie reclamó luego de su supuesta muerte. A esas alturas de la confesión muchos comenzaron a preguntarse sobre la veracidad de este sórdido hecho. Entonces @paulmaril, un usuario y seguidor de Calamaro, atinó a consultarle cómo sabía que lo había "matado" y le advirtió: "Ojo, no proscribió!". Calamaro respondió en su papel de matón: "Tampoco le tomé el pulso, y la sangre de los yonquis está muy contaminada por las jeringas usadas, ni daba para quedarse mirándolo demasiado". Más adelante, mientras el tema corría fuerte por la red social, el músico no dejó la cuestión zanjada. "Soy Patrick Bateman. Confesamos asesinatos!", dijo en referencia a la novela y película American Psycho.

Conocido por su modo caricaturesco de mostrar los excesos de lo que él interpreta como parte de la cultura rock inició además una secuencia de alardes sobre la tenencia de armas. "En mi vecindario casi todos estamos armados, son familias patricias y conviven con las armas con naturalidad. A mí me gustan mucho también." Detalló que posee una 9 mm. LA NACION intentó comunicarse con el músico, pero no respondió. "Soy un creador... quedaré en la historia de nuestra música para siempre", deslizó algo descolocado ante las críticas que le llovían en su cuenta. Nadie respondió.
 
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